ESTÉTICA DENTAL : Coloraciones dentales de origen farmacológico

Las coloraciones anormales de los dientes (o discromías) pueden ser intrínsecas o extrínsecas y tener causas diferentes, como traumáticas, metabólicas (hiperbilirrubinemia neonatal intensa, porfiria eritropoyética congénita) o alimentarias (fluorosis por un alto contenido en flúor en el agua o en la sal), y a veces farmacológicas. 

Para averiguar la causa pueden ser útiles algunos elementos, como las circunstancias y la edad de aparición, el color, la localización, el aspecto de las coloraciones, la asociación con otras anomalías dentales, o la existencia de signos clínicos o biológicos asociados. 

Se llama coloración intrínseca cuando la exposición a un fármaco se produce durante el período de odontogénesis. La coloración se produce en el interior del diente y es irreversible. 

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El flúor y las tetraciclinas durante la infancia son algunos ejemplos. El flúor tiene efectos beneficiosos en la prevención de la caries dental, pero en exceso puede producir coloraciones anómalas de los dientes por alteración del esmalte. En las formas moderadas, se manifiestan en forma de líneas finas blancas, y en las formas más avanzadas, se observan manchas opacas blanquecinas. 

En los casos de fluorosis más grave, aparecen manchas amarillentas o marrones, y zonas de erosión y de pérdida de sustancia. Por tanto, antes de dar suplementos, es necesaria una evaluación cuidadosa de la ingesta diaria de flúor. 

Los antibióticos del grupo de las tetraciclinas colorean los dientes en amarillo o marrón gris, al unirse de manera irreversible a las estructuras calcificadas y a los dientes, cuando se administran durante la odontogénesis. 


La coloración se asocia a una hipoplasia del esmalte. Dado que la mineralización de la dentición permanente no es completa hasta los 8 años, las tetraciclinas no se deben utilizar en los niños menores de 8 años, y la mayoría de autoridades sanitarias no las recomiendan hasta los 12 años.

Tampoco se recomiendan durante la gestación ni la lactancia. Es preciso elegir un antibiótico alternativo adecuado en cada caso. 

Además de la coloración intrínseca de los dientes en los niños tratados con una tetraciclina, se ha descrito una coloración dental gris azulada y una pigmentación del mismo color de la piel y de las mucosas asociado a un tratamiento prolongado con minociclina en adultos. Se ha atribuido a un metabolito de la minociclina. La coloración dental es a menudo irreversible, mientras que la pigmentación de piel y mucosas se atenúa lentamente con la interrupción del tratamiento. 


Se han descrito algunos casos de coloración verdosa de los dientes en el momento de su erupción en lactantes tratados con ciprofloxacina, que no fue eliminada con el cepillado. En general, excepto en casos concretos, hay que evitar las fluoroquinolonas en niños, dado también el riesgo de afectación articular. 

Las coloraciones extrínsecas aparecen cuando los dientes son visibles en la boca. Son superficiales y generalmente se eliminan con un cepillado. Los enjuagues con clorhexidina pueden colorear los dientes, las prótesis dentales y la lengua con una coloración marrón. 

Las formas orales líquidas de medicamentos que contienen hierro pueden teñir los dientes de coloración negruzca. Se ha descrito también la implicación de varios antibióticos en la aparición de coloraciones dentales extrínsecas, como amoxicilina-ácido clavulánico, cefaclor, claritromicina, cotrimoxazol, eritromicina, imipenem, rifabutina o linezolid. 

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Butlletí de Farmacovigilància de Catalunya