El estrés puede manifestarse de muchas maneras, pero si nos dedicamos a las manifestaciones bucales podemos nombrar varias como: caries, herpes, mal aliento hasta dolores de mandíbula o dolor al masticar (Bruxismo o Trastorno de la Articulación Temporomandibular).
El estrés afecta la formación de saliva y disminuye las defensas del organismo, menos saliva implica que los ácidos aumenten y ataquen directamente a los dientes. Si las defensas del organismo están disminuidas, infecciones a nivel de las encías o herpes pueden activarse generando daño a las encías y por ende a los dientes.
También puede ser culpable del mal aliento, sobre todo por los problemas de estómago y digestión que conlleva. Además, es frecuente que por la rutina que llevamos, dejemos a un lado hábitos tan importantes como cepillarse los dientes después de cada comida, o visitar al dentista, por lo que las probabilidades de padecer alguna afección bucodental aumentan considerablemente.
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