En un mundo cada vez más estresado y acelerado, ganan terreno, curiosamente, las bebidas energéticas, rebosantes de cafeína y azúcar. En principio, su objetivo es proporcionar energía para afrontar los retos del día a día o alargar las noches de diversión, pero sus efectos nocivos para la salud son cada vez más conocidos. Según un estudio de la Wayne State University (Estados Unidos), el consumo de bebidas energéticas aumenta la frecuencia cardíaca y la presión sanguínea. Algo que puede ser peligroso para las personas con problemas de corazón.
Pero, además, las bebidas energéticas pueden estropear la más bonita de las sonrisas. La revista General Dentistry ha publicado los resultados de una investigación que demuestra que las bebidas energéticas se comen el esmalte dental. Y esto es debido a que estas bebidas contienen un elevado nivel de acidez, que degradan con facilidad el esmalte. Para demostrarlo, los investigadores sumergían muestras de esmalte de dientes humanos en diferentes bebidas energéticas durante 15 minutos. Luego, las dejaban en saliva artificial durante dos horas. Repitieron este proceso cuatro veces al día durante cinco días.
Y se dieron cuenta que tras esos cinco días el daño en el esmalte era evidente. Pero eso no es todo. También quisieron estudiar los efectos sobre el esmalte dental de las bebidas isotónicas o para deportistas, que se venden como un producto perfectamente saludable. Y vieron que también dañaban el esmalte, aunque el deterioro que causan las bebidas energéticas es el doble de intenso. Hay que tener en cuenta que el daño en la dentadura es permanente y que sin el esmalte, que ejerce un papel protector, es más fácil que se produzcan caries y que los dientes caigan. Otro problema es el extendido consumo de estas bebidas: entre un 30% y un 50% de los adolescentes estadounidenses toman bebidas energéticas cada día, mientras que un 62% consumen cada día bebidas isotónicas.
Fuente: larevistaintegral.com
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