Históricamente, desde mediados de los años cuarenta, la práctica médica cambió radicalmente con la introducción del uso de un gran número de drogas, siendo la penicilina el parte aguas en la farmacoterapia, circulando a nivel mundial más de 100 000 productos farmacéuticos de marca, aunque la OMS considera que 307 principios activos y 532 presentaciones farmacéuticas son suficientes como recursos farmacoterapéuticos en la mayoría de los países.
Esta tendencia, producida a partir de la segunda guerra mundial, se conoce como Explosión Farmacológica, y aunque ha permitido grandes avances en el manejo de enfermedades antes mortales o incapacitantes, también se ha acompañado de incidentes graves, como efectos nocivos no deseados o intolerancias a drogas.
La preocupación por la seguridad de los medicamentos, ha contribuido al desarrollo de métodos adecuados para determinar sus beneficios y riesgos potenciales, con la evaluación de la llamada relación riesgo-beneficio.
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Esta situación coloca a los ancianos ante el riesgo de efectos adversos y reacciones medicamentosas, por la múltiple prescripción y práctica de polifarmacia al carecer de una vigilancia adecuada debido a factores psicosociales, familiares, etc.
Una reacción adversa medicamentosa (RAM) es cualquier efecto nocivo no deseado, no intencional de una droga que aparece a dosis utilizadas en humanos con fines profilácticos, diagnósticos o terapéuticos.
Esta definición no incluye efectos nocivos derivados de errores en la administración de drogas, o el no cumplimiento de la terapia farmacológica, casos de sobredosis no se ajustan tampoco porque son dosis que no deberían usarse.
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REVISTA ADM
Dra. Mirtala C. Güitron Reyes / Dra. María del Carmen Carrillo Viejo
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