Tener un implante dental requiere el mismo cuidado que un diente natural, por ello la prevención es primordial para evitar infecciones que, en muchos casos, pueden llegar a poner en peligro el éxito de la terapia de implantes y un marcado incremento de casos de enfermedades periimplantarias, es decir, de trastornos que surgen /o disminuir su “vida útil”.
Y es que en los últimos años se ha experimentado alrededor de los implantes dentales y que mayoritariamente tienen un carácter infeccioso.
Según se ha puesto de relieve, “se calcula que actualmente 1 de cada 5 portadores de un implante dental terminarán desarrollando una enfermedad periimplantaria y, fruto de ella, acabarán por precisar una nueva intervención”, ha indicado el Dr. Lindhe, uno de los mayores expertos mundiales en Periodoncia y terapia de implantes, quien, como mensaje positivo, ha dicho que “el 90% de los implantes no se perderán si se siguen unos cuidados básicos”.
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Uno de los mensajes defendidos por los expertos es que los implantes no deben ser considerados como un bien de consumo, sino como un dispositivo médico que, como tal, requiere cuidados y atención. Por eso, se exigen cuidados para prevenir infecciones y hacer un esfuerzo por mantenerlos en perfecto estado.
“El implante nunca debe ser la alternativa a un diente natural, solo en el caso de pérdida. Por esta razón se llevaría a cabo mayoritariamente por causas funcionales, y en menor medida por una cuestión estética, pero siempre por ausencia de un diente o cuando sea totalmente imposible conservar el diente natural”, aclara rotundamente el Patrono de Honor de la Fundación SEPA, el doctor Jan Lindhe.
De igual modo, el experto norteamericano Robert J. Genco, recalca que “la importancia de la monitorización continua del paciente con implantes, para evitar enfermedades como la periimplantitis”; para esto, ha dicho, “la prevención es primordial, además de ser sencilla, económica y eficaz”.
La regla del 2
Como otro consejo práctico, los expertos remarcan que antes de llevar a cabo un tratamiento con implantes dentales “la boca debe estar sana, no debe haber enfermedad de las encías”, indica el Dr. Adrián Guerrero, presidente de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA), quien ha recalcado que “una deficiente salud periodontal previa a la colocación de implantes dentales puede reducir la eficacia de este recurso terapéutico y acortar sustancialmente su vida media”. Y es que, en palabras del experto sueco Jan Lindhe, “la periodontitis es el principal factor de riesgo para desarrollar perimplantitis”.
Tanto las enfermedades periodontales como periimplantarias pueden llegar a ser peligrosas para la salud bucodental (e incluso para la salud general), llegando a causar la caída de los dientes. Sin embargo, para evitar su aparición es tan sencillo como seguir la conocida como “Regla del Dos”:
- Utilizar habitualmente dos cepillos: uno convencional y otro interdental. El interdental es útil después del uso del convencional, ya que abarca una limpieza mayor en espacios estrechos y anchos
- Lavarse dos veces los dientes al día, como mínimo, ayudado de hilo dental.
- Realizar dos revisiones anuales en su consulta.
¿Qué son las enfermedades periimplantarias?
Las enfermedades periimplantarias son enfermedades inflamatorias que afectan a los tejidos blandos y duros alrededor del implante osteointegrado.
Se producen como consecuencia de la respuesta del organismo a una infección bacteriana, de modo similar al que se produce en el caso de las enfermedades de las encías. En las mucositis no hay afectación de hueso, mientras que en las periimplantitis sí.
Actualmente se estima que la prevalencia de mucositis alcanza el 43% (es decir, prácticamente 1 de cada 2 implantes colocados terminan presentando esta enfermedad), mientras que la prevalencia de periimplantitis se sitúa en un 22%.
as.com
Javier Robledo Vico
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