Las llagas o aftas bucales, cuya prevalencia oscila entre el 5% y el 20% entre la población general, según un estudio publicado en el Centro Nacional de Información Biotecnológica (NCBI), acostumbran a tener un tamaño pequeño y suelen ser poco profundas.
Son fácilmente identificables por su apariencia: forma redondeada u ovalada; color blanco, amarillo o gris; inflamación alrededor del borde de un color más rojo.
Además, la mayoría aparecen en el interior de los labios, de las mejillas o la superficie inferior de la lengua, es decir, en las zonas blandas de la boca. Raramente aparecen en el paladar.
Pero no por ser pequeñas significa que sean menos molestas. Las úlceras bucales (como también se denominan) pueden producir malestar general, fiebre y dolor (en los casos más graves).
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Hasta el punto de que, en algunos casos, hacen que el simple hecho de comer o hablar se convierta en una auténtica tortura.
En la mayoría de los casos, suelen aparecer entre tres o cuatro veces al año y acostumbran a durar una semana. Si bien pueden formar pequeños grupos, en la mayoría de los casos lo hacen de una en una y desaparecen de la misma manera que salen.
eldiario.es
Por Marta Chavarrías
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