Los procedimientos dentales invasivos causan bacteriemia, que se puede complicar con endocarditis infecciosa en los pacientes de alto riesgo.
Es necesario advertir a los enfermos que serán sometidos a intervenciones dentales importantes sobre el riesgo de endocarditis infecciosa.
La endocarditis infecciosa (EI) es una enfermedad potencialmente mortal con un 30% de mortalidad a un año.
Se produce cuando la bacteria ingresa en el torrente sanguíneo a través de la boca, el intestino o la piel y se multiplica en el corazón formando una vegetación en una de sus válvulas.
Existen grupos específicos de pacientes que tienen riesgo aumentado de EI debido a daño del endotelio cardíaco, alteraciones del flujo sanguíneo, prótesis intracardíacas, inmunosupresión o bacteriemia recurrente.
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El organismo causal es el estreptococo que coloniza en la boca en el 20%-40% de los pacientes con EI.
La escasa higiene oral es un factor de riesgo, así como también los procedimientos invasivos orales que afectan la integridad gingival.
La profilaxis con antibióticos orales se ha empleado durante más de 50 años como estrategia preventiva en los casos de cirugía dental. Sin embargo, la evidencia clínica es escasa y esta profilaxis ha sido cuestionada.
A pesar de ello las recomendaciones de la European Society of Cardiology y la American Heart Association/American College of Cardiologyn continúan aconsejando la profilaxis con antibióticos en los pacientes con riesgo aumentado.
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