El éxito en el tratamiento endodóntico depende de un gran número de factores, en particular, del diagnóstico pulpar, de la condición periapical, de la anatomía del conducto radicular, de la preparación y de la obturación del conducto.
El uso de la radiografía periapical antes, durante y después del tratamiento es esencial; deben llevar un orden, de tal forma que los detalles anatómicos, la longitud del conducto, la calidad de la obturación y la patología ósea y dental se puedan monitorear e identificar.
Las radiografías no son el método diagnóstico de la patología pulpar, sino uno auxiliar de la prueba complementaria y de especial interés para el diagnóstico en la patología periapical.
► Ver también: RADIOLOGÍA en Lesiones Periapicales
Por tanto, no se puede realizar un diagnóstico de certeza exclusivamente con las radiografías. Sin embargo, éstas son un elemento imprescindible en la terapéutica de los conductos radiculares.
Este procedimiento erróneo puede estar en la fase de la proyección o toma de la radiografía como en la del procesado o revelado. Por tanto, antes de realizar diagnósticos radiológicos, hay que ser exigente con la técnica y con el revelado y desechar cualquier película en la que haya dudas sobre su elaboración.
La mala realización de la técnica conduce a un diagnóstico falso y a veces a una serie de tratamientos mal indicados; además, un mal revelado no permite observar todas las estructuras o no es posible observarlas de manera clara.
Las radiografías y otras imágenes diagnósticas forman sólo una parte del proceso de diagnóstico.
Fuente: Odontología Actual
Autores: Dra. Catalina Méndez / Dra. Andrea Fernanda Ordoñez
Disqus comments