El presente artículo tiene como fin informar a la comunidad odontológica sobre el riesgo y las complicaciones del uso prolongado de los bifosfonatos en pacientes tratados por alteraciones sistémicas que afectan al hueso, ya que se puede desencadenar una necrosis ósea en la mandíbula y/o los maxilares, tras un procedimiento dental invasivo.
La osteonecrosis secundaria a bifosfonatos se manifiesta clínicamente por exposición de hueso en el sitio afectado, fístulas oroantrales o cutáneas, inflamación, dolor y fiebre.
Este cuadro es de complejo abordaje, y compromete y afecta la calidad de vida de los pacientes, ya que hasta este momento no existe un tratamiento efectivo para solucionarlo.
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El esqueleto tiene la habilidad de renovarse continuamente durante el proceso de remodelación ósea, que es producto de la acción principal de dos tipos de células: osteoclastos y osteoblastos.
Este proceso se divide en cuatro fases: activación, resorción, reversión y formación, y puede verse alterado, como en la osteopenia y la osteoporosis, en donde existe una disminución de la densidad mineral ósea que vuelve al hueso poroso y susceptible a fracturas.
Entre otras alteraciones donde hay un desequilibrio entre la formación y la resorción se encuentra la enfermedad de Paget, donde hay una hiperactividad osteoclástica, o la osteogénesis imperfecta, que se caracteriza por deficiencia en la síntesis de colágeno tipo I, lo que resulta en escasez y fragilidad del hueso.
Fuente: new.medigraphic.com
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