Para explicar la existencia de las muelas del juicio o terceros molares debemos remontarnos a nuestros ancestros.
“Los hombres primitivos contaban con una mandíbula muy desarrollada y el espacio que tenían dentro de las arcadas donde están localizados los dientes era el adecuado para que existiesen estas muelas”, indica Ana Suárez, coordinadora Académica de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Europea de Madrid.
"Pero en la actualidad, los huesos maxilares son más pequeños y el desgaste que hacemos con la alimentación no es el adecuado para utilizar también las muelas del juicio", añade la doctora en odontología.
“Antes siempre teníamos dientes de más porque cabían en nuestros huesos y porque podían contrarrestar ese desgaste”, afirma.
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A algunas personas les salen las muelas del juicio y a otras no por razones “genéticas, funcionales y clínicas”, señala el especialista.
Esto habitualmente tiene que ver con “problemas de espacio, características del hueso, presencia de quistes o de otros dientes en el área de erupción”, aclara.
CADA VEZ MENOS
Para Suárez Quintanilla, existen múltiples razones que justifican que en el futuro estos molares aparezcan menos veces en la arcada dentaria del ser humano.
Asimismo, Ana Suárez señala que es probable que estas muelas dejen de salir. “Pero la evolución es un proceso largo y estamos hablando de muchas generaciones”, puntualiza.
Aunque ya hay personas que presentan agenesia, es decir, no se les ha formado una de las muelas del juicio, dos, tres o ninguna de las cuatro. Estas muelas no salen “porque no las necesitamos”, indica.
A otras personas sí se les forman las muelas del juicio, pero no llegan a brotar. Esto se conoce como muelas del juicio impactadas, apuntan los expertos de la Asociación Dental de California. “Desafortunadamente, estas muelas pueden causar estragos debajo de la línea de las encías al crecer y dañar otras piezas dentales”, precisan.
Es posible que las muelas del juicio que han brotado parcialmente también originen problemas. “Los pedazos de comida y las bacterias quedan atrapados entre estas muelas y la encía, lo que puede causar infecciones y enfermedades periodontales además de dolor”, sostienen.
Suárez Quintanilla indica que, en condiciones normales, las muelas del juicio tardan de tres a seis meses en salir. “Aunque lo habitual es que el proceso eruptivo se prolongue en función de las características individuales de cada paciente”, comenta.
FALTA DE ESPACIO
Los individuos que tienen una arcada grande, pueden tener perfectamente sus muelas del juicio y, aunque noten ligeras molestias durante el proceso de erupción, en ocasiones ni siquiera son conscientes de que ya tienen esa muela, describe Ana Suárez.
La odontóloga asegura que las molestias “aparecen en aquellas personas que no tienen espacio y en las que ese intento de salir que no lleva a ningún sitio se prolonga y se cronifica”.
De hecho, la mayor parte de los problemas derivados de las muelas del juicio se deben a la falta de espacio para su erupción, sostienen los expertos del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Navarra (norte de España).
Debido a esta carencia, los terceros molares pueden entrar en erupción con una trayectoria anormal, brotar solo parcialmente y colocarse de forma inclinada.
“La presión que estos molares ejercen sobre los dientes vecinos al intentar erupcionar produce un dolor que se puede irradiar a otras zonas de la boca, de la cara y del cráneo”, apuntan.
Esto se debe a que, a pesar de no existir el espacio necesario para salir, las muelas intentan hacerlo, explican. En ocasiones, el resultado es la movilización de los dientes vecinos que transmiten esta fuerza a los dientes anteriores y causan su apiñamiento.
Entre las complicaciones que originan las muelas del juicio, la más habitual es la pericoronaritis, es decir, la infección de los tejidos que existen alrededor de los molares. Pero también pueden crear dificultades a distancia como problemas cardiacos, pulmonares, articulares y dermatológicos, expresa Suárez Quintanilla.
Ana Suárez recomienda la extracción a aquellos pacientes que presenten inflamaciones cada pocos meses. También es necesario quitar la muela cuando una radiografía muestra que no tiene espacio para salir.
Por el contrario, si una muela del juicio se queda dentro del hueso, no da problemas y no necesita ningún tratamiento que vaya a molestar en la zona, no es recomendable extraerla. “Solo se quitan si son molestas y vemos que no van a poder salir”, destaca.
Es un procedimiento invasivo seguido de un periodo post-operatorio. “No es complicado, pero es molesto y no me parece coherente sufrirlo sin necesidad”, señala.
Fuente: terra.com.co
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