La caries dental es considerada como una enfermedad multifactorial que afecta a los tejidos duros del diente, producto de la elaboración de sustancias ácidas por los microorganismos que se adosan al esmalte dental.
De esta manera va descalcificando su parte inorgánica y destruyendo su matriz orgánica, y cuyo progreso sigue hacia la dentina hasta llegar a la pulpa desvitalizando al diente.
Por lo que su diagnóstico se realiza clínicamente con un explorador e intrínsecamente con el uso de rayos X que inciden en una película radiográfica y que muestran una imagen con los signos internos de la lesión, su extensión y progresión.
La radiografía con aleta de mordida, es la indicada principalmente para la detección de caries, sobre todo de las lesiones interproximales incipientes que son imposibles de detectar con la exploración clínica, aunque pueden usarse también las técnicas de paralelismo y de la bisectriz.
No obstante, sea cual fuere la proyección radiográfica, en la imagen obtenida debe buscarse la localización de la lesión que puede ser interproximal, oclusal, de cara libre (vestibular y lingual/palatina) y radicular, y su progresión lo que incluye los niveles de: incipiente, moderada, avanzada y grave, para dar un diagnóstico preciso de la patología y un tratamiento adecuado.
°Revista de Actualización Clínica Investiga
°Hoyos Serrano Maddelainne
Colaboración: Esprella Alejandro, Saavedra Flores, Carola Noemi, Espinoza Chávez Herlan
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