ODONTOFOBIA: ¿Quién dijo miedo al dentista?

Muchas personas tienen miedo de ir al dentista, pero en algunos casos el temor se transforma en fobia, algo que les incapacita a ir a vigilar la salud de su boca y que puede condicionar su vida.

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Ahora, según investigadores del Kings College de Londres (Londres) parece que puede haber una solución: la terapia cognitiva conductual puede ayudar a muchas personas con una fobia dental a superar su miedo de visitar al dentista y así recibir tratamiento sin la necesidad de ser sedado.


Las personas con fobias dentales suelen evitar ir al dentista y terminan experimentando dolor dental más, peor salud oral y un efecto negativo en su calidad de vida. Algunas estimaciones sugieren que alrededor de una de cada diez personas sufre de fobia dental. Existe un verdadero pánico generalizado en la población a acudir al dentista. Este pavor parece incrustado ya en el ADN de algunas personas, pero casi siempre es exagerado, e incluso infundado, y se basa en una negativa y puntual experiencia personal anterior.

A lo largo del tiempo las razones han podido ser varias para consolidar este miedo al dentista, «algunas son objetivas pero otras no tanto», reconoce Antonio Bujaldón, de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA). Históricamente los recursos que se han empleado para el cuidado de la salud bucodental han sido agresivos y molestos para el paciente, una tendencia que se ha ido variando sustancialmente en las últimas décadas. «Hace tiempo los métodos que disponían los dentistas para realizar su tarea no eran satisfactorios y provocaban dolor», apunta Bujaldón. «Esto –asegura- ha hecho que una gran parte de los pacientes que tienen pánico al dentista sean personas mayores que pasaron por malas experiencias en sus visitas al dentista».

Lo cierto es que la realidad refleja claramente que estas personas con un miedo al dentista suelen demorar la visita a la consulta lo más posible; de hecho, asegura Bujaldón, «terminan acudiendo finalmente, pero con problemas más graves y con la necesidad de realizar tratamientos complejos y más molestos desde el punto de vista clínico pero, a su vez, también más costosos».

En general, opina Antonio Bujaldón, «los pacientes que menos miedo presentan son los niños que acuden con frecuencia para revisar la ortodoncia», quien argumenta que «éstos están acostumbrados a visitas sencillas, no traumáticas y a que su salud esté controlada».

La terapia cognitivo conductual que proponen los investigadores británicos cuyo trabajo se publica en «British Dental Journal» es una terapia a corto plazo, por lo general con una duración de 6-10 sesiones. Este tipo de terapia ha demostrado ayudar a una variedad de problemas psicológicos, sobre todo en la depresión y los trastornos relacionados con la ansiedad. Tanto las intervenciones cognitivas y conductuales han demostrado tener éxito en la reducción de la ansiedad dental y el aumento de la asistencia dental.


Sin sedación
En su estudio analizaron las características de 130 pacientes (99 mujeres y 31 hombres). Tres cuartas partes de los pacientes obtuvieron 19 puntos o más en la Escala de Ansiedad Dental Modificada (MDAS), lo que indica la fobia dental. El resto presentaba un temor específico a algún aspecto de la odontología: miedo a las inyecciones dentales y el taladro dental fueron los tratamientos más temido. Casi todos los pacientes (94%) tenían problemas con su dentadura o las encías, que condicionaba su calidad de vida.

Además, algunos de estos pacientes encuestados tenían otras condiciones psicológicas: un 37% tenía niveles altos niveles de ansiedad general y el 12% tenían síntomas clínicos de depresión.

Tras la terapia, el 79% se sometió a tratamiento dental sin necesidad de sedación y todavía un 6% precisaba sedación.

Según Tim Newton, del Instituto Dental del King College de Londres y autor principal del estudio, son las personas con fobia dental las que más precisan de sedación, pero así no superan su miedo. «Nuestro estudio muestra que después de un promedio de cinco sesiones con este tratamiento, la mayoría de las personas pueden ser tratadas por el dentista sin la necesidad de ser sedado».

Fuente: abc.es