Un beso puede transmitir hasta 80 millones de bacterias. LO ha visto un reciente estudio holandés que ha analizado a 21 parejas y que trataba de asociar (con la ayuda de cepas probióticas usadas como marcadores) los perfiles microbiológicos en saliva y lengua con los hábitos de besos.
Entre los resultados, se destacaba que un beso puede significar la transmisión de 80 millones de bacterias y que las similitudes entre la microflora del dorso lingual entre los miembros de una pareja eran claras, pero no parecían asociarse con los hábitos de besarse.
«Todos estos datos, muy interesantes, no resultan, sin embargo, novedosos en su implicación con las enfermedades periodontales», asegura David Herrera, presidente de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA). Una persona con periodontitis tiene una gran cantidad de bacterias patógenas, especialmente bajo la encía (1 mililitro de fluido crevicular, que está entre la encía y el diente, puede tener más de 100 millones de bacterias), pero también en toda la boca, incluido el dorso de la lengua (la presencia de bacterias está muy relacionada con la halitosis o mal aliento), o la saliva.
Misma especie
La existencia de bacterias patógenas en la saliva ha motivado el estudio de si éstas, cuando están presentes en las personas con periodontitis, podrían pasar a las personas de su entorno. Lo primero que se observó –resalta el presidente de SEPA y Profesor Titular de Periodoncia en la Universidad Complutense de Madrid- es que «las parejas con periodontitis, con un tiempo mínimo de convivencia (por ejemplo, 10 años), tenían tendencia a tener peor salud periodontal que las parejas con encías sanas».
En segundo lugar, evaluando la presencia de estos patógenos, se confirma de nuevo que las parejas con periodontitis tenían con más frecuencia en su boca estos patógenos que las parejas de personas sanas. Además, aclara Herrera,«esas bacterias no solo pertenecían a la misma especie, sino que además eran del mismo clon, es decir, la misma estirpe bacteriana, lo que solo se puede explicar por transmisión entre personas o desde una fuente común».
Todo ello, resalta este experto, confirma la sospecha de que «las bacterias patógenas periodontales se transmiten entre personas, desde las personas con periodontitis a otras sanas». Eso no significa que automáticamente esa persona vaya a desarrollar periodontitis, pues esa bacteria necesita colonizar de forma permanente en la boca y, una vez que lo haya hecho, para que aparezca enfermedad tienen que darse otros factores (genéticos, ambientales, microbiológicos…).
Estos estudios de transmisión se han realizado no solo en parejas, sino entre padres e hijos; así, por ejemplo, se ha evidenciado que cuando un hijo tiene un patógeno periodontal, alguno de sus progenitores lo tiene, aunque la mayoría de los hijos de pacientes con periodontitis no tiene esos patógenos. Incluso, esta transmisión de patógenos periodontales se ha analizado y encontrado entre hermanos, entre compañeros y, curiosamente, entre mascotas y sus dueños (un estudio en Holanda encontró mucha similitud entre las bacterias en la boca de gatos y de sus dueños).
Todos estos datos sugieren que, «sin duda, la saliva incluyen grandes cantidades de bacterias, incluidos patógenos periodontales, que se intercambian en un beso», asegura Herrera. Esas bacterias no colonizan fácilmente la cavidad bucal de la otra persona, pero si el intercambio de bacterias es repetido en el tiempo (por ejemplo, en la convivencia de la pareja estable, algunas de esas bacterias sí son capaces de colonizar de forma estable la otra boca. «Eso puede ocurrir con los denominados patógenos periodontales, lo que podría incrementar, a largo plazo, el riesgo de que se desarrolle periodontitis en la persona receptora, si se concitan y confluyen otros factores de riesgo», concluye el presidente de SEPA.
Fuente: abc.es
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