Muchos los llaman la “tercera dentición”. Los implantes dentales son considerados el mayor avance de la odontología en los últimos años ya que son capaces de reponer dientes perdidos con una estabilidad igual e incluso superior a los naturales, con unos excelentes resultados y una óptima relación coste-beneficio.
Durante las consultas previas al tratamiento con implantes, mis pacientes siempre me hacen prácticamente las mismas preguntas, que pueden resumirse en:
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1. ¿Es doloroso?
La intervención es mucho menos traumática que la extracción de un tercer molar (muela del juicio). En la gran mayoría de los casos se realiza bajo anestesia local y causa una molestia mínima o nula. Sólo en algunas personas puede presentarse cierta inflamación.
2. ¿Cuánto duran?
Estadísticamente, los implantes pueden durar toda la vida del paciente. Su tasa de éxito se sitúa entre el 90 y 99 %, según la situación clínica. No obstante, la sobrecarga oclusal (entre los dientes molares) puede fracturar el material, y una higiene oral deficiente implica un riesgo mayor de inflamación del tejido que rodea a los implantes. Los exámenes dentales periódicos son imprescindibles.
3. ¿Son resistentes?
“Tengo un amigo al que le pusieron seis y ya ha perdido cinco…”, me dicen algunos. Hay diversos tipos de implantes, de los cuales la gran mayoría no ha sido sometida a ningún tipo de estudios clínicos. Por ello, la selección de un sistema de implantes fiable es crucial.
4. ¿Cuánto cuestan?
Los implantes requieren procedimientos y medios materiales con una gran sofisticación técnica, por lo que conllevan un coste superior frente a las alternativas convencionales. Sin embargo, la relación coste-beneficio es normalmente más favorable que cualquier otra alternativa ya que presenta una fiabilidad muy alta demostrada a largo plazo. Solicita a tu dentista un presupuesto previo.
5. ¿Pueden ser rechazados por el organismo?
La gran mayoría de los implantes están fabricados con titanio quirúrgico, un material que ha demostrado ser biocompatible, bioinerte, estable, con capacidad de integrarse con el hueso (osteointegración) y muy buena tolerancia por parte de los tejidos blandos. Aunque las posibilidades de que se produzca un rechazo son muy improbables, llegado el caso el implante debe ser retirado y puede reemplazarse por otro después de la cicatrización.
Estas son las principales dudas que durante años me han planteado mis pacientes antes de someterse a un tratamiento de implantes, pero hay más, algunas de ellas muy curiosas, como la siguiente: ¿Suena la alarma al pasar por los detectores de metales? La respuesta es “no”. Los implantes no emiten ninguna señal al atravesar los sistemas de detección de metales de aeropuertos, bancos, estaciones de tren… Nadie detectará que eres portador de implantes, aunque tú sí que lo notarás en tu calidad de vida.
Fuente: buccasana.es
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