Una infección en la encía puede causar arterioesclerosis

La permanente híper-especialización que ha sufrido la medicina en las últimas décadas, generó aislamientos entre médicos, y entre éstos y odontólogos. Es más, la Facultad de Odontología está totalmente separada de la de Medicina sin siquiera compartir materias ni puntos de vista en hospitales. Desde siempre, los pacientes aislaron las infecciones en la cavidad oral de lo que es una patología médica. Con el tiempo, y simplemente siguiendo la lógica, múltiples estudios fueron mostrando que el torrente sanguíneo que circula por nuestra cavidad oral es el mismo que el del resto del organismo, que si tener una infección en un riñón era peligroso para el resto del cuerpo también lo era una infección en la boca.





Para ser gráficos, sería bueno representar al cuerpo como una gran y precisa máquina que funciona entrelazando todos sus engranajes y cuando alguno de ellos empieza a andar mal, toda la máquina tendrá problemas.

Desde infecciones cardiovasculares, renales, cerebrales, daño en prótesis articulares y sobre todo un aumento fenomenal del índice de arteriosclerosis se registraron por la circulación de bacterias, en un primer momento acumuladas por una infección dentaria o por la enfermedad periodontal -que tiene un índice tan o más alto que la gripe en la población y es una enfermedad crónica, con presencia permanente de bacterias patógenas en las encías y, por consiguiente, en el torrente sanguíneo.

Con el corazón en la boca

La patología sistémica habitualmente relacionada a la enfermedad de encías o enfermedad periodontal es la endocarditis bacteriana, inflamación del revestimiento interior liso del corazón que se llama endocardio. Involucra infección del endocardio y de las válvulas del corazón. Por diversos mecanismos de acumulación de bacterias provenientes del torrente sanguíneo pueden producir infartos. Puede producirse en pocos días o en meses.

La simple gingivitis es un factor de riesgo en pacientes que, sin saberlo, muchas veces tienen válvulas dañadas o reemplazos valvulares preexistentes.

También se ha detectado que entre los drogadictos hay más acumulación de bacterias en el ventrículo derecho que, combinado con enfermedad periodontal y su crónica acumulación bacteriana, involucra un riesgo poco difundido.

Las endocarditis inician sus síntomas generalmente con fiebre (39 a 40°C), excitación cardiaca, lesiones vasculares, profundo cansancio, pérdida de peso, sudores y anemia. A veces, escalofríos y dolores articulares, entre otros.

Y sigue la lista...

Por otra parte, un estudio japonés publicado en el Journal of Dental Research relacionó la posibilidad de desarrollar enfermedad renal crónica con patologías periodontales importantes. Se evaluaron 215 personas adultas mayores de 79 años en las que se encontró Porphyromonas gingivalis -importante en la patología periodontal- ligado a altos niveles de creatinina. La influencia entre la presencia o no de estas bacterias de origen bucal elevaban al doble las posibilidades de padecer enfermedad renal crónica.

Tampoco hay que perder de vista a las patologías respiratorias. Las más comunes asociadas son bronquitis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), abscesos pulmonares y neumonías. La aparición de bacterias de origen oral sucede cuando éstas logran acceder al tracto respiratorio.

Producida por un déficit en la producción de insulina, la diabetes constituye un factor de riesgo conocido de las patologías periodontales. Las dos enfermedades tienen aspectos en común. La glucemia se estabiliza después del tratamiento periodontal y mejora drásticamente el estado del paciente.

Las prótesis de cadera u hombro también se ven afectadas por estas bacteriemias (esparcimiento por el torrente sanguíneo de grupos de bacterias) y muchas veces desconocemos las formas de distribución y sólo se trata de actividades cotidianas: mascar chicle: 17-51% de bacteriemias; cepillarse los dientes: 0-26%; uso de seda dental 20-58%, y empleo de palillos dentales: 20-58% de las bacteriemias.