La sensibilidad dental es un síndrome doloroso transitorio derivado de la exposición de la dentina (parte interna del diente) a estímulos externos de origen térmico, químico o táctil y que no pueden ser asociados a ninguna otra patología dental.
Una sensibilidad dental no tratada impide llevar a cabo una correcta higiene bucal, y puede derivar en otras patologías más graves como caries y enfermedades periodontales (problemas de encías).
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La sensibilidad dental es un problema habitual que muchas personas sufren a diario. Lo que mucha gente no sabe es que este problema se puede solucionar fácilmente.
¿Por que aparece?
En la mayoría de los casos, el dolor o las molestias aparecen debido a un desgaste de la superficie del diente (esmalte) o a un problema de retracción de la encía.
En un diente sano, el esmalte protege la parte interna del diente y una fina capa, llamada cemento radicular, protege las raíces debajo de la línea de las encías.
Debajo del esmalte y del cemento radicular está la dentina, que contiene miles de túbulos microscópicos que conectan la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas.
Cuando la dentina pierde su capa protectora, los túbulos quedan expuestos, permitiendo que los estímulos externos como el calor o el frío, alcancen las terminaciones nerviosas causando un dolor agudo y molesto.
¿Como se manifiesta?
La sensibilidad dental suele presentarse como un dolor intenso y agudo que puede localizarse con mucha precisión en uno o varios dientes muy concretos.
La intensidad y duración del dolor pueden variar dependiendo de cada persona, aunque sólo aparece y se mantiene mientras el estímulo está presente.
La sensibilidad dental es un problema muy común y afecta a 1 de cada 7 personas adultas.
Fuente: meduelenlosdientes.com
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