¿Cómo saber si necesito un tratamiento de ortodoncia?

Puede ser que tus dientes estén torcidos, o puede que el tamaño de tu mandíbula en la parte superior y en la parte inferior sea desigual. Puede ser que tengas los dientes alineados, pero no te gusta tu sonrisa. Las personas buscan los tratamientos de ortodoncia por los más variados motivos, sean estéticos o funcionales. Pero, ¿cómo saber si realmente es necesario un tratamiento de ortodoncia?

Si tienes alguna incomodidad en la boca o si no te gusta tu sonrisa, debes acudir a un dentista u ortodoncista para saber si es recomendable hacer un tratamiento. Sólo los profesionales en el área podrán determinar si necesitas o no corregir las piezas dentales. Para eso, ellos deberán hacer un buen diagnóstico del problema mediante un estudio minucioso de cada caso.




La historia clínica y odontológica completa, el examen clínico, los modelos en yeso de tus dientes, radiografías y fotografías son algunos de los estudios necesarios para determinar si necesitarás uno de estos tratamientos, que pueden durar hasta 36 meses.

Hay algunas afecciones bastante comunes que normalmente necesitan un tratamiento de ortodoncia específico. Si sufres alguna de esas molestias, lo recomendable es asistir al dentista para hacer un diagnóstico:

Sobremordida: Las coronas de los dientes anteriores superiores cubren casi por completo las coronas de los dientes inferiores.

Submordida: los dientes inferiores se extienden excesivamente hacia delante o bien los superiores se posicionan muy hacia atrás.

Mordida cruzada: Se presenta cuando al morder normalmente, los dientes superiores no caen levemente por delante de los inferiores anteriores o ligeramente por fuera de los dientes inferiores posteriores.

Mordida abierta: Espacio que se produce entre las superficies de mordida de los dientes anteriores cuando de algún lado el resto están cerrados.

Espaciamiento: Separaciones o espacios entre los dientes como resultado de piezas faltantes o dientes que no ocupan todo el espacio.

Apiñamiento: Cuando los dientes son demasiado grandes para ser acomodados en el espacio que ofrecen los maxilares.