Parte del encanto de la temporada navideña está en las famosas fundas de caramelos, las cuales no pueden faltar en las manos de los niños, que devoran su contenido con rapidez y alegría.
Sí, verlos comer caramelos, chocolates, toffees, galletas, gomas y demás golosinas es encantador... ¡hasta que llegan las dolencias! Lo primero que esta colección de dulces genera son caries.
María Elena Silva, odontopediatra de IntegraDent, señala que hay varios tipos de azúcares, entre ellas la sacarosa, que es el azúcar común y que está presente en caramelos, preparaciones de frutas, gaseosas, helados... Es uno de los principales factores que incide en el aparecimiento de caries. Asimismo, los alimentos ricos en almidón quedan atrapados entre los dientes y, al ser mezclados con la sacarosa (azúcar común), elevan el riesgo de desarrollar caries. Esto ocurre con galletas de dulce, donas y pastas.
En esta época el consumo de este tipo de alimentos se incrementa y por eso existe una mayor predisposición a que el niño que no tiene caries las desarrolle y si las tiene, que estas empeoren.
Es importante saber que el chocolate es uno de los dulces que no causan caries, pero su abuso tampoco es bueno.
No solo las piezas dentales se ven afectadas por la elevada ingesta de dulces. Estos también originan trastornos a nivel digestivos (dolor de estómago, náuseas, diarreas...), manifiesta Miguel Aráuz, pediatra. Además, la ingesta excesiva de azúcares cambia el proceso digestivo al producir más fermentación, más gases, aparición de eructos, dispepsia (gases) y vómito, lo cual afecta a la salud del pequeño.
María Victoria Gortaire, nutricionista profesional, indica que el consumo de caramelos equivale a meter en el organismo una carga alta de azúcar refinada, la cual no aporta ningún tipo de nutrientes. Los caramelos son calorías vacías, es decir, aquellas que no contienen vitaminas ni minerales.
Por supuesto, es difícil no regalar fundas de caramelos y, más aún, cometer la descortesía de rechazarlas. Si regalan una funda a los niños, los padres deben administrarla. Esto ayudará a que la feliz Navidad no se convierta en una triste visita al odontólogo.
Puntos de vista
María Victoria Gortaire / Nutricionista
‘El caramelo quita el apetito al niño’ No solo en la época de Navidad se debe evitar el consumo de caramelos, es algo que se debe trabajar con el niño desde que es pequeño. Recálquele que este tipo de productos no son saludables para él. Si se lo va a dar, no lo haga frecuentemente. Si el niño no está acostumbrado a comer caramelos bastará con que se sirva uno o dos para que se sienta satisfecho. Comer muchos caramelos hace que en el niño pierda el apetito, puesto que los azúcares dan la sensación de llenura a nivel del estómago. De allí que es conveniente que se los ofrezca luego de que se hayan servido todos los alimentos.
Miguel Aráuz / Pediatra
‘Calme la sed del menor con agua’ Los dulces contienen azúcares que al ser ingeridos se transforman en calorías sin nutrientes. Esta deficiencia alimenticia generará un desequilibrio en el organismo del niño y a la larga afectará su correcto desempeño. Por otro lado, si el niño tiene caries y estas no han sido tratadas, terminarán siendo un foco infeccioso en la boca. El consumo de dulces también hace que el niño tenga sed. Para calmarla ofrézcale agua y no una bebida azucarada, como jugos de caja o gaseosas. El agua es mejor, ya que las otras bebidas incrementan la sed y también llenan al niño de calorías vacías.
Joana Granda / Médica nutrióloga
‘Lo mejor es llevar una dieta balanceada’ Los caramelos no son necesarios en la dieta de una persona, en especial de los niños; son una golosina que, si se consume en grandes cantidades, puede afectar a la salud. Es verdad que una pequeña cantidad de azúcar mejora el sabor y la aceptación de los alimentos por parte de los chicos, pero lo mejor es que esta se encuentren formando parte de alimentos que aporten nutrientes, como cereales o yogur. Para evitar que el niño siente deseos de un dulce, es aconsejable que lleve una dieta balanceada y que tenga cinco comidas al día, distribuidas en tres principales y dos refrigerios. Con esto se logra que tenga el estómago siempre lleno y que no sienta la necesidad de comer más.
María Elena Silva / Odontopediatra
‘Saque rápidamente el dulce de los dientes’ Dentro de una funda vienen distintos tipos de caramelos; aquellos que son masticables son los más dañinos para los dientes y tienen un alto poder cariogénico debido a que se adhieren fácilmente al esmalte. El contacto con el azúcar vuelve al diente más frágil. La recomendación es que el niño se lave los dientes después de que haya consumido los caramelos, si es mayor de 8 años. Si no lo es, debe ser el padre, la madre o un adulto mayor quien lo haga, pues niños menores a esta edad no pueden cepillarse correctamente los dientes. Si no tiene a mano cepillo y pasta dental, por lo menos haga que se enjuague la boca. Lo importante es que el dulce no permanezca en las piezas dentales.
Fuente: elcomercio.com
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