A menudo se hace mucho hincapié en diversos aspectos para mejorar nuestra salud general, pero la higiene bucal no suele formar parte de las prioridades sanitarias a pesar de las consecuencias negativas de una limpieza oral deficiente. De ahí la importancia de estimular a tus hijos desde una edad temprana para que se cepillen los dientes después de cada comida.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, con sede en Atlanta, indican que más de un 25 por ciento de los niños en el país tienen dientes cariados antes de empezar a asistir al kindergarten y que en la adolescencia, alrededor de dos tercios de los muchachos menores de 19 años presentan caries o trastornos en las encías.
Por su parte, el Sondeo Nacional de Salud Infantil halló que los niños hispanos son menos proclives a recibir atención dental preventiva, lo cual es preocupante porque varios estudios han demostrado que las medidas de prevención para una buena higiene bucal pueden disminuir la aparición de caries y de enfermedades de las encías, como la gingivitis.
Según el sondeo nacional, hay varias razones por las que los niños hispanos y de otras minorías no reciben atención dental preventiva. Entre los principales motivos están las dificultades económicas, la carencia de seguro dental, la barrera del idioma y ciertas tendencias familiares, como la de dar poca importancia a la higiene bucal.
Asimismo, otros estudios han demostrado que lavarse los dientes tres veces al día con una pasta dental que contenga fluoruro puede disminuir el desarrollo de caries en los niños hasta en un 50 por ciento, comparado con el cepillado una sola vez al día.
Consecuencias
La mala higiene bucal puede provocar numerosos trastornos de salud que incluso pueden alterar nuestras vidas.
Por ejemplo, las bacterias que viven de manera natural en la boca pueden crear una placa pegajosa alrededor de los dientes, pero eso se evita regularmente con un cepillado correcto después de las comidas y al levantarnos por la mañana.
La acumulación de placa alrededor de los dientes suele generar ácidos que afectan la superficie dental, lo cual debilita el esmalte y crea caries. Además, cuando se mezcla con otros compuestos químicos presentes en la saliva, esa placa puede endurecerse y formar lo que se conoce como sarro, el cual se puede acumular a lo largo de las encías y servir de terreno fértil para el crecimiento de más bacterias, mal aliento, retroceso e inflamación de las encías.
El sarro suele ser resistente al cepillado normal y la única forma de eliminarlo es en el consultorio del dentista. De ahí que es importante que no descuides la atención dental de tus hijos ni la tuya y vayas al menos cada seis meses a ver a tu dentista. Si no tienes seguro, hay dentistas que te ofrecen un plan de pagos, sólo tienes que averiguar cuáles son.
En resumen, si no prestas la debida atención a la higiene dental de tus hijos y la tuya propia, eso puede provocar numerosos trastornos e incluso la pérdida de dientes y muelas.
¿Qué puedes hacer como padre?
Debes asumir responsabilidad y controlar lo que comen tus chicos, como son los caramelos y otros productos azucarados, como los refrescos.
Compra pastas dentales que contengan fluoruro. Pero si tu hijo tiene menos de 7 años, no le pongas mucha cantidad en el cepillo. Asimismo, ve probando para ver qué tipo de pasta, en especial el sabor, es la preferida de tus chicos.
Habla con tus hijos sobre la salud dental y por qué es importante cepillarse varias veces al día e ir al dentista. Pero si eres de los adultos que siente pánico cuando tiene que visitar el consultorio dental, trata de no demostrarlo ni hablar sobre eso delante de tus hijos, pues puedes crearles un reflejo condicionado.
También es conveniente que converses con tu dentista acerca de cómo proteger la salud oral de los chicos.
Crea el hábito en tus niños. Por ejemplo, invítalos a lavarse los dientes contigo o con otro adulto de la casa. Con los más pequeños puedes usar estrategias como retarlos para ver quién llega primero al baño, donde debes tener los cepillos ya preparados con la debida cantidad de pasta.
Muéstrale a tus hijos como cepillarse los dientes correctamente. Y aunque te pueda parecer algo vulgar, mastica una galleta o pedazo de pan y luego sonríe delante de tus chicos para que vean el alimento acumulado en tus dientes. Explícales de manera sencilla lo que sucede cuando los restos de comida se quedan ahí y el mal olor que eso puede provocar. Recuerda que los niños se impresionan más con las imágenes que con las prédicas.
Si tus hijos son menores de 5 años, debes ser tú quien les cepille los dientes al menos dos veces al día. Haz que sea una actividad divertida, no un suplicio. Es lógico que al principio se resistan, pero los gritos no son eficaces para hacer la experiencia agradable. Ésta puede ser una magnífica oportunidad para tener un momento de intimidad con ellos.
Héctor Pina es psicólogo y periodista en materia de salud. Email: helgo@bellsouth.net
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